Rompiendo estereotipos (Vol. I)

Quizá no lleve tanto tiempo en China como para hacer un estudio sociológico y antropológico digno, pero mis primeras impresiones me han servido, entre otras cosas, para derrumbar algunos mitos que había escuchado y escuchado una y otra vez antes de venir aquí. Ahí van algunos de los estereotipos con los que venía en la mente y que están siendo demolidos cada día que paso aquí:

1.   “Ten cuidado, porque en China hay una contaminación bestial”

A ver, este punto no lo niego, porque hay zonas en China donde hay días en los que salir a la calle es una verdadera aventura, sobre todo si vives cerca de Pekín o Shanghai, y si vives cerca del centro ni te cuento, pero, ¿hay mucha contaminación en cualquier ciudad de China? La respuesta es no. Sin ir más lejos, desde la ventana de mi casa veo el cielo azul todos los días que está despejado, y a 10 minutos en autobús encontramos las montañas de Cuihuashan:

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La visita a este entorno natural merece una entrada aparte que escribiré pronto.

2.   “En china comen perro, así que ten cuidado con lo que te ponen de comer”

Sí, en China comen perro, concretamente en Guanzhou, al sur del país, donde me han comentado que comen cualquier cosa con cuatro patas, y quizá en alguna zona más que ahora desconozco. Ahora bien, ¿en todo China comen perro? No, es más, en Xi’an creo que son más delicados que yo para comer; cuando les digo a mis alumnos (que, por cierto, no solo vienen de Xi’an) que en España, en algunas zonas, se come, por ejemplo, rabo de toro y caracoles (en Córdoba incluso hay puestos para comer caracoles repartidos por la ciudad) la cara de asco que ponen es para echarles una foto. Eso sí, luego tienen unos snacks un poco raros, como una especie de patas de pollo envasadas al vacío que no las pruebo ni gratis.

También me dijeron que comprara medicamentos para la diarrea y tal, y ahí están sin abrir, porque por ahora todo lo que he comido ha sido totalmente saludable.

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Los restos de la cena de ayer: sopa de pescado, tofu frito, algo de carne, patatas… Ni rastro de perros ni de escorpiones.

3.     “Los chinos solo se juntan entre ellos y son muy raros, es difícil tener amigos chinos”

Ayer mismo fui de excursión a las mencionadas montañas con un grupo de chinos, suelo compartir almuerzo y cena con ellos (por cierto, no suelo pagar un duro cada vez que voy con ellos a comer), incluso estoy entrenando en el equipo de fútbol de la universidad (soy un paquete, pero no es que ellos estén para tirar cohetes)… Ahora que menciono lo del fútbol, tienen muchas de las “tonterías” que tienen en cualquier equipo de fútbol a la hora de jugar y tal, así que me siento como uno más. Está claro que siempre seré el extranjero y que es difícil que entre en un círculo de amistad íntimo, pero por ahora me siento bastante cómodo entre ellos. Es más, para mi cumpleaños ojo a lo que me ha regalado un chaval:

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Aclaro que mi corazón es del Córdoba, pero no veas qué bien me sienta el blanco.

4.   «Los chinos no paran de trabajar, están explotados»

No voy a ser yo ahora el que saque a la luz los abusos laborales que se han producido y se siguen produciendo en algunas fábricas de China, sobre todo, qué curioso, en las que pertenecen a empresas occidentales como Nike o Apple (¿quién explota entonces?), pero eso es un tema más que hablado y que, como lo mencionado anteriormente, se da solo en algunas zonas de China. A lo que me quiero referir ahora es, por ejemplo, a lo que se ve en España en algunas tiendas chinas, donde parecen no cerrar nunca, lo que da una imagen de trabajo desmedido (siendo políticamente correctos). Creo haber escuchado en alguna ocasión que detrás de muchos de esos «chinos» hay un entramado de mafias y tal, así que no se puede esperar nada bueno. Pues bien, para sorpresa de muchos aquí «los chinos», es decir, cualquier tienda o supermercado, tienen unos horarios más que normales, por mucho que también trabajen los domingos (aquí no celebran el día del señor, como mucho le ponen unos inciensos a Buda), y si nos ponemos a hablar de explotación yo os puedo contar lo que he vivido en algunos trabajos en España, bueno, tanto yo como gente de mi familia, así que aquí nadie se salva. Es más, el trabajo con el que mejores condiciones estoy trabajando hasta el momento está siendo este.

Estos no son los únicos estereotipos que he visto rotos por ahora, pero no quiero que la entrada se haga muy larga; esto es solo el Volumen I. Por otro lado, está claro que gente que viva en otras zonas me dirán que discrepan, y es lógico, ya que en un país con más de mil millones de habitantes hay estilos de vida muy diferentes. Lo que quiero dejar claro es que este es mi punto de vista, no una verdad absoluta, y al igual que hay gente que dice que ellos necesitarían más dinero para ahorrar y yo les digo que incluso con la mitad podría seguir ahorrando (véase la entrada sobre ahorrar en China) también habrá gente que me dirá que los chinos son tal o cual… Cuestión de personalidades, supongo.

Zài jiàn! (再见)